Las sorprendentes declaraciones comenzaron a principios de octubre del año 1997, cuando el pequeño y casi desconocido fabricante de ordenadores American Computer Company sugirió desde su sitio web la posibilidad de que el estudio de los restos de una nave extraterrestre estrellada en Roswell en 1947, o de alguna otra también accidentada, podría haber sido definitivo para el desarrollo del transistor, realizado en 1948 por los doctores Shockley, Bardeen y Brattain, en el Centro de Investigación de Circuitos Electrónicos de los Laboratorios Bell.
La base de tales afirmaciones son una serie de documentos y testimonios que, supuestamente, habrían llegado a los responsables de ACC. Esta posibilidad coincide con la apuntada, entre otros, por el ex-teniente coronel Phillip Corso en su libro El día después de Roswell, donde afirma que él mismo formó parte del equipo que repartió los restos del objeto estrellado en esta localidad estadounidense por diferentes departamentos de Laboratorios Bell.
El transistor no sería el único avance tecnológico inspirado en la tecnología de los OVNIs. |
Mitchell, que ha solicitado la creación de una comisión de investigación al Congreso de Estados Unidos para averiguar la verdad, cree que esta tecnología de origen extraterrestre está en las manos de un gobierno en la sombra que actúa de forma autónoma.
La aparición del transistor fue una auténtica revolución tecnológica, ya que suponía algo radicalmente diferente a lo que se estaba haciendo hasta ese momento. Antes de 1947, sólo se utilizaban las válvulas de vacío y los diodos de germanio y selenio, dos elementos que se encuentran en la naturaleza. Pero el transistor supuso la aparición de los semiconductores, para los que se emplearon materiales creados artificialmente a base de silicio, trazas de arsénico y otros elementos.
Según ACC, entre los restos de la nave extraterrestre estrellada se encontró una serie de avanzadísimos ingenios de energía nuclear, computación y comunicaciones, cuya utilidad estaría aún hoy por desentrañar. Pero una de las piezas supuestamente encontradas estaba compuesta de silicio y arsénico y, vista al microscopio, mostraba una serie de circuitos extremadamente complicados. Ese dispositivo podía actuar como conmutador electrónico de alta velocidad y como amplificador, lo que habría inspirado la invención de los semiconductores.
En un encuentro que tuvo lugar en octubre de 1997 en la universidad de Princeton, responsables de ACC presentaron algunas de las supuestas pruebas de este hallazgo. Entre ellas destacaban una serie de libretas fechadas en 1947 y provenientes, según ellos, de los propios Laboratorios Bell, que contienen órdenes ejecutivas de los jefes de esta empresa para el análisis de la tecnología secreta hallada en “un objeto desconocido”, así como dibujos de un extraño artefacto y registros procedentes de un abogado o abogados de dicha empresa. También hay una breve filmación que realizó un aficionado, John Alaimo, de una extraña nave, de aspecto similar al clásico OVNI, en la base militar de Griffith, en el estado de Nueva York.
La ingeniería inversa aplicada a naves alienígenas capturadas habría inspirado algunos inventos modernos.
Por supuesto, las autoridades niegan cualquier conexión. El antiguo jefe de la junta de jefes del Estado Mayor, John Shalikashvilli, ha emitido una declaración no oficial en la que asegura que «no hay evidencia de que los extraterrestres hayan visitado nuestro planeta». Pero no piensa lo mismo un antiguo jefe del departamento legal de AT&T, una de las personas que supuestamente han facilitado a American Computer la información ocultada sobre el descubrimiento del transistor, que él mismo ha guardado durante años para «proteger la auténtica historia, porque AT&T no querría admitirla”.
Este misterioso informante fue, al parecer, amigo de Jack Morton, vicepresidente de Laboratorios Bell en la época del descubrimiento del transistor y que se llevó a la tumba la verdad sobre este enigmático asunto.
Morton falleció en misteriosas circunstancias, abrasado en el interior de su propio automóvil después de que unos oscuros individuos le hubiesen dejado inconsciente y rociado con gasolina. Un crimen que, según ha señalado el polémico Jack A. Shulman, supuso unas condenas sospechosamente leves para sus dos autores.
Pero no acaba aquí la historia. Según anunció el 31 de octubre de 1997 un portavoz de seguridad de ACC, a finales de julio o principios de agosto «recibimos en nuestras oficinas una serie de extraños documentos militares enviados anónimamente». Estos documentos contenían información trascendental sobre el sistema militar de satélites de comunicaciones. El portavoz aseguró que la aparición de tales documentos formaba parte de un plan para proporcionar pruebas falsas que sirviesen para acusar de espionaje a la compañía ACC.
Una alucinante historia de espionaje, conspiraciones y un misterioso asesinato que parece superar cualquier argumento de ciencia-ficción.
El transistor no sería el único avance tecnológico inspirado en la tecnología de los OVNIs. El láser, la fibra óptica, circuitos de estado sólido, y sistemas de conmutación a gran escala, podrían ser otros inventos por los que los terrícolas no habríamos tenido que pagar royalties a los inventores alienígenas. Pero todavía hay más: una serie de aparatos procedentes de naves espaciales extraterrestres capturadas y cuya utilidad aún no habría sido comprendida. Entre estos ingenios se halla, según las fuentes manejadas por American Computer Company, un amplificador de microondas de alta energía que tiene un sorprendente efecto secundario: descompone los objetos sólidos en sus componentes moleculares. También habría unos circuitos que funcionarían con partículas como los muones.
Pero la pieza más espectacular sería, sin duda, un enorme generador, similar a una bobina, de unos 10 metros de diámetro, que al parecer tiene el efecto de neutralizar la gravedad, y proporcionar a las naves la posibilidad de realizar giros «imposibles», o aceleraciones bruscas y paradas en seco sin perjudicar a los tripulantes. ¿Tal vez una aplicación de la teoría del campo unificado, una asignatura todavía pendiente para nuestros científicos actuales?
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